Mis hijos y la Gordita

Después de que el doctor indicara que debía someterme a una operación y posterior a ésta, recibir un tratamiento con quimioterapia y radioterapia; habían tres personas que me preocupaban mucho, por la forma en que podrían asimilar la noticia: mis hijos y mi abuelita.

Con Adriana, mi hija mayor tenía menos miedo, pues siempre ha sido muy madura, pero también es muy apegada a mi... ella es mi compa. Efectivamente, no he podido estar a su lado tanto como habría deseado. Unos días después de mi operación sufrió un accidente en el colegio con el torno y tuvo que asistir a terapia física y terapia ocupacional. Cómo ya había iniciado mi quimioterapia, prefería no acompañarla por el riesgo de asistir a un centro médico, sin embargo, era complicado quien la acompañara y en dos ocasiones lo hizo mi abuelita. En la segunda ocasión, el agente de seguridad no la dejaba entrar porque venía acompañada de una adulta mayor. Cuando regresaron Adriana dijo: "es que yo soy una chiquita sin mamá". Sí el comentario no hubiese sido hecho por una quinceañera, me habria parecido injusto y desconsiderado; sin embargo entendí perfectamente la situación de mi hija, necesitaba un esfuerzo más que mamá podía hacer y así lo hice.

Carlos Mario, era mas complicado por su condición de TEA, sabemos que este tipo de situaciones deben quedarle sumamente claras para que no se genere un conflicto. Me dijo que lo que él no quería era que me quedara pelona: Le respondí que era preferible una mamá pelona o una mamá muerta. En ese momento lo más importante era que mamá viviera... no importaba que sin cabello. Se impactó bastante cuando me vió pelona por primera vez, pero rápido lo asimiló y más bien me contaba chistes de pelones.

Contrario a mi preocupación, este proceso los ha hecho madurar y se han visto obligados a colaborar más en las tareas de la casa, resolver situaciones con papá que anteriormente sólo se trataban con mamá, cuidar de mi, usar uber, llevar ellos el control de sus horarios, pero también hemos tenido más tiempo para compartir y escaparnos de vez en cuando.

La primera parte de mi tratamiento coincidió con los cierres por la pandemia, lo cual permitió que los chicos estuvieran en la casa conmigo.

Creo que más bien con quien ha sido mas difícil es con mi abuelita, mi Gordita. Hace 5 años cuando debieron de operarme del útero también se afecto mucho. Estoy segura de que ella desea que no nos pase nada malo a ninguno y piensa que no es justo que "Ivannita" esté pasando por esto. Estoy segura que esa angustia ha afectado incluso su salud. Desearía mucho que la Gordita entendiera que no estoy pasando por la peor etapa de mi vida, sino simplemente por una de las muchas etapas que me tocó vivir.

Mucho se dice que el apoyo de la familia es fundamental en un proceso de lucha contra el cáncer, yo tengo una súper red familiar que esta lista para atajarme y no permitirme que caiga; pero también ha sido muy importante la forma en que ven como enfrento yo lo que me ha tocado vivir.