Lo difícil de volver

Después de tocar la campana cuando terminé la quimioterapia, creo que todo ha sido un reto.

Volver a la normalidad no resultó tan fácil como pensaba. Hace nueve meses que regresé a trabajar, me sentí muy contenta de poder reencontrarme con mis compañeros, pero la rutina de trabajo resultó pesada. Me cansaba más fácilmente y aunque no lo externaran así, sé que a mi familia le preocupa que volviera a asumir el tren de vida que tenía antes del cáncer.

Al mes de volver a mi trabajo me llamaron para ofrecerme un nuevo puesto en el que me siento realizada. He aprendido muchísimo en estos últimos meses y tengo la posibilidad de compartirlo con una gran cantidad de personas. Sin embargo, no fue fácil al inicio, sobre todo porque después del cáncer hay muchas cosas que dan miedo.

Me preocupaba que por el año que estuve fuera no me mantuviera actualizada e incluso hubo momentos en que temí que mi cabecita ya no funcionara como antes y ni que decir de cómo me veía. Después de la quimio, quedas un poquito hinchada, así que no lucía muy bonita. Ah... y también me preocupaba que mi jefe y compañeros pensaran que era una viejilla achacosa... que sólo tenía citas médicas y exámenes, y que conste... ellos nunca lo dieron a entender... era yo la que tenía esa maraña en mi cabeza.

Después de un mes de vacaciones, que por primera vez en muchos años disfruté verdaderamente, sin estar pendiente del teléfono o del correo, tuve que hacerme un llamado al orden. El cáncer fue una etapa en mi vida que me dió golpes pero a todos me repuse y el volver a la normalidad no iba a ser diferente.

Los chicos y mi esposito, continuaron con la organización que tenían durante mi enfermedad, así que ha sido más fácil combinar el trabajo y la familia. Disfruto mi vida profesional y valoro cada día que pasa, con todas las cosas que le dan sabor como los abrazos de quienes se alegran de verme bien, los mensajes bonitos que me escriben, las etapas de adolescentes que vivo con mis hijos y como siempre, el compartir mi vida con el mejor compañero de viaje que Dios pudo escoger para mi.