Desde las primeras citas, los oncólogos fueron claros en que la quimioterapia que me iban a medicar provocaría la caída del cabello. Sin embargo, creo que uno siempre tiene la esperanza de que mi cuerpo sea diferente y eso no pase.
Las primeras sesiones de quimioterapia me las colocaban cada tres semanas, siempre en viernes. Cuando trascurrió la primer semana después del inicio y aún no se me caía el cabello, creí que no pasaría, sin embargo lunes de la siguiente semana, empecé a ver como quedaba cabello en la almohada.
Mi tía Elí y mi sobrina me habían dicho que cuando me rapara, ellas lo iban a hacer también. El día antes de ir a cortarlo lloré mucho porque yo no quería que ellas lo hicieran. Que barvaridad, hasta en eso egoista, era mi proceso. Las conozco y sabían que las dos insistirían mucho en acompañarme. Mi hija me dijo "mamá para que te complicas, solo diles que no quieres y ya". Acepté el consejo y eso hice pero le agregué algo sumamente cierto, les dije: "no es necesario que se queden pelonas, para saber que ustedes están a la par mía, siempre". No muy contentas las dos aceptaron mi voluntad.
Al día siguiente, cuando me bañaba, al pasar mi mano por la cabeza, me quedó un puño de cabello en la mano. En ese momento ya no lloré, más bien le di gracias a Dios porque ese cabello que se caía demostraba que la quimioterapia estaba haciendo su trabajo. Sí le pedí al Señor que cuando me nazca el cabello nuevo sea blanco y colocho... habrá que esperar todavía un poquito más para ver sí me va a complacer.
Llamé a mi papá y le dije: "venga por mí para llevarme a rapar". Pasamos al salón cerca de la casa de mis papás y estaba cerrado, así que fuimos a desayunar y regresamos a la hora en que estaría abierto, pero continuaba cerrado. Uno de los problemas de mi caracter es la falta de paciencia y



ya tenía decido raparme, así que llamé a Laura, una amiga, que es estilista y le pregunta sí se arriesgaba a raparme, le hice la pregunta porque sabía que para ella, por el cariño que me tiene, también iba a ser dificil hacerlo. Sin embargo, es una mujer muy valiente y me dijo: "venga".
Ese día nos dimos cuenta de que no tengo una cabeza tan fea y que me veo interesante... así pelona. Mi papá también se rapo y mi tío Pablillo, pero es que ellos no me pidieron permiso... nada más lo hicieron.
Intenté usar peluca pero no me siento a gusto así que sólo la use para la foto el día que me la dieron. Me compré turbantes, me compré bandanas... también me regalaron, tantas que hasta pude compartir. Pero definitivamente el look que mas me gusta... es el de pelona.
Nuevamente Dios me dice que hay cosas a las que le doy demasiada importancia y no la tienen. Se me cayó el pelo, disfruto estar pelona y aquí estoy viva, esperando lo que Dios tiene para mi.
Querida Iva, sin lugar a dudas solo con la paz que sobrepasa todo entendimiento (la que proviene de Dios), es posible sobrellevar pruebas tan duras. Sigo orando confiadamente por tu sanidad. Te quiero mucho 🌷
Doña Ivannia definitivamente eres una gran hija de Dios y demuestras el agradecimiento con todo. Así pelona te vez bella, a seguir adelante y como me enseñaste ”No hagas grande a los enanos“, esta enfermedad es un instante de tu vida, grande es la oportunidad de vida que Dios te esta dando y ese momento tan bello de estar con tu familia y compartir con ellos y todos nosotros tus experiencias y esos momentos con todos para enseñarnos que Dios es grande y maravilloso, haciendo lo que tanto te gusta; ENSEÑAR.
Qué hermoso compartir contigo esos sentimientos, inquietudes y victorias!! Eres una guerrera, todo un ejemplo. Un abrazote y mis oraciones contigo