Desde que inicié el tratamiento para el cáncer, el momento más ansiado era tocar la campana, después de la radioterapia.
Esa campana significa que se ha terminado la lucha y que hemos vencido al cáncer. Muchas personas cuando conversaban conmigo, me decían... "espero el momento en que toque la campana".
Cuando ví la campana en el Hospital México, con más razón esperaba que llegara ese día. Tuve dos atrasos, dos días en que el acelerador estaba malo y se pasaron las sesiones para el final.
Finalice la radio el 7 de julio, fue un día caótico porque tenía un tac en la mañana y no pudieron encontrar la vena para colocar el contraste y sí no llegaba antes de las doce, no me ponían la radio ese día y debía esperar al siguiente. A eso agreguenle que desde las siete de la mañana mis hijos andaban listos para irse para Turrialba, después de la radio.

Me acompañaron mi esposo y mis hijos. Cuando salí de la radio me esperaban con flores y un regalito. Al tocar la campana me acompañaron dos amigas: doña Vivian, que fue un ángel en el proceso de la radio y doña Ivannia, mi amiga de hace unos cinco años. Toqué la campana, por cierto muy mal, dice el padre Catalán. Lo mas emocionante es la gente que no conoces, pero que al oir la campana aplaude y celebra contigo la victoria. Recuerdo personas que estaban en el segundo piso asomándose y aplaudir.
Al finalizar, mi esposo y yo nos abrazamos y lloramos. Creo que sacamos el nudo que teníamos guardado para no asustarnos uno al otro.
El resto de la familia estaba esperando que les mandaramos el video y se que lo vivieron como sí hubieran estado ahí.
Mi mamá insistió en pasar a dar gracias a la Virgen de los Ángeles. La Negrita a quien había implorado una año antes, que ella como madre me entendiera y le pidiera al Señor que me permitiera superar este proceso. Cuando llegue a darle las gracias me dijo... no a mi... a mi hijo. Llegamos precisamente en el momento en que estaban dando la bendición con el Santísimo y el padre nos bendijo al puro frente.

Ahí fue el turno de llorar de Carlos Mario. Definitivamente, todos teníamos mucho miedo guardado, pero no hemos hecho otra cosa que darnos apoyo unos a otros.
De eso tratan las familias. Siempre habrán diferencias, razones por las que pelear, pero por encima de eso hay una gran empatía. No sabemos que vendrá mas adelante pero no somos los mismos Lizano Argüello y "ramales" de hace un año. Somos mas fuertes y nos valoramos más.
Abrazo fortísimo